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Nihilismo o La vida sin sentido

Parafraseando a Nietzsche, El nihilismo es una consecuencia directa de la muerte de Dios, el hombre ha perdido su horizonte, es decir, el hombre le ha dado la espalda a Dios y se ha dado cuenta de que sin Dios, su vida ha dejado de tener un horizonte claro. Para Nietzsche, la pérdida del horizonte moral se refleja en una honda pérdida de valores que hacen que el hombre mismo pierda valor no solo para sus semejantes sino también para sí mismo, se sumerge en un abismo de desolación y exceso, y hasta la vida misma parece perder valor para sí mismo. Pero en Nietzsche, el nihilismo tiene dos caras: el nihilismo pasivo, representado precisamente por esa apática posición en que el hombre acepta – muy a la manera de Heidegger – que es un ser para la muerte y se resigna a ella, y encuentra en el exceso una puerta para llegar más rápido a su Telos existencial. Sin embargo, ante esta crisis de valores Nietzsche propone el nihilismo activo, el nihilismo de guerra, el nihilismo del hombre que no se resigna, sino que  ante la nada se vuele el artífice de su propio destino, pues como bien dice Turguenev, “Antes había hegelianos y ahora, nihilistas. Ya veremos cómo vais a existir en el vacío”

"Conozco mi destino, un día mi nombre ira unido a algo formidable…el recuerdo de una crisis como jamás la ha habido en la tierra, del recuerdo de la más

profunda colisión de conciencia, el recuerdo de un juicio pronunciado contra todo lo que el presente se ha creído, se ha exigido, se ha santificado

Yo no soy hombre…soy dinamita"

Friedrich Nietzsche. 

 

(Ecce Homo).

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