Resulta curioso lo difícil que es tratar de pensar en la violencia. De alguna manera es fácil percibirla y hasta ejercerla, pero pensarla es otra cosa. Que exista quien diga que no somos más violentos ahora que antes, sino que estamos mejor informados, no es algo que deba tranquilizarnos, es algo que deba inquietarnos. Porque si bien hemos evolucionado y avanzando tecnológica y científicamente, parece que humanamente, nos hemos estancado. Hay que detenernos nuevamente para pensar la violencia, para re-pensarla. Para discernir sobre sus causas y sus consecuencias, sobre su probable placer, sobre la nefasta indiferencia, sobre el traumático miedo…es hora de reflexionar la violencia, de enfrentarla con la mejor de las armas: la razón. Por eso esta invitación a pensar sobre la violencia y no a ejercerla, sino a debatirla. Es necesario comprenderla, para poder buscar alternativas ante las mismas, no sea que en verdad, como dijo alguien…vayamos a llegar tarde.